
Mesón do vento tiene que en lo que entras al bar y apuras un solo, una tormenta aparece y te arrecia en la puerta. Con el hándicap ora-llueve-ora-no de la lluvia, el cartagenero se libró de Galicia con algo de retraso.
Cada vez más a menudo, por no decir siempre, Conesa se hace el remolón cada vez que se para. Alarga hasta levantarse del pseudo sofá de la caravana, alarga el café. Está reventado. Su cabeza le pide un respiro, su cuerpo una tregua y su cuádriceps suplica piedad. Pero toca arrancar, no hay más tiempo que perder.
El cansancio y el dolor le afecta al estado anímico. A veces se ríe, a veces balbucea algún estufido, a veces pasa olímpicamente. Cuando se enfada tiene motivo y le dura poco o muy poco. Llevará unas decenas de kilómetros de más, se le ha tenido que recalcular la ruta unas cuantas veces, lo han metido en autovías…tiene carrete, sí. Y es obediente. Mucho. “Juan bebe agua”; “Juan pedalea”. “Juan + imperativo” es en definitiva, la construcción verbal que más veces ha escuchado el peluquero durante esta semana del primer reto del abuelo. Es curioso como acata sin rechistar cualquier instrucción de las muchas que recibe. Tiene paz interior y sabe que está en buenas manos. Además tiene carisma y todos los miembros del equipo están al quite, por cómoda que sea la situación de rodaje, por muy de madrugada que sea.
Camino de Santiago sólo importunó la lluvia aunque ni siquiera pareció importarle en llano. La cara del trayecto la puso otro cartagenero que se arrimó a la general e hizo aspavientos hasta conseguir parar en el margen al vehículo que precedía al ciclista. La autocaravana bajó el cristal y el paisano que poco o nada conocía a Juan Antonio introdujo un señor disco de queso de Arzúa por la ventana. Juan respondió acercándose al que le aplaudía en el arcén y le tendió la mano sin bajarse.
Con esas se llegó a Santiago donde recalculó el rumbo, cuarta gran ciudad del reto y cuarta pérdida. Consejo: en ciudad no pongáis el GPS, preguntad. Si no te desviará hacia callejones empedrados en los que han sufrido los motorizados del convoy. Luego de una siesta de madrugada en O Porriño (sin coñas), a una veintena del Reino de Portugal, el convoy preparó la invasión. Y Oporto fue la quinta. La ruta sigue hacia Coimbra y el cuentakilómetros supera los 2.600. Pero volvamos al cosmopolita y decadente Porto.
En 1096 Oporto perteneció a España como capital del “Condado Portulacense”, adherido al reino de Castilla y León. Apenas 50 años después Portugal se independizó. De esta forma el Duero será uno de los pocos ríos con dos nombres. Juan Antonio Conesa López ha sobrepasado el Douro, vía el magnánimo puente de Luis I y hoy, ¿22? de junio de 2014, Juan Antonio Conesa López la ha reconquistado para su equipo. Mañana más.
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